El origen de la vida

Para la Biología, el origen de la vida en la Tierra se produjo a través de un largo proceso, hace más de 2700 millones de años. La teoría más extendida sugiere que se formó en el medio marino, a partir de la materia inerte, como simples compuestos orgánicos. Estos compuestos fueron cambiando y consiguiendo con el paso del tiempo un mayor grado de complejidad. Sin embargo, a lo largo del tiempo, se propusieron distintas teorías sobre el orígen de la vida en la Tierra.

Teoría de la Generación espontánea
Es una antigua teoría (actualmente refutada) que sostenía que ciertas formas de vida (animal y vegetal) surgen de manera espontánea a partir de la materia inanimada (fuego, aire, agua, tierra).
Teoría de Oparin-Haldane
El bioquímico ruso, Alexander Oparin y el bioquímico y genetista inglés John B.S. Haldane, por separado y en diferentes años (1924 Oparin y 1928 Haldane) propusieron la teoría que nos explica el origen y evolución de las primeras células a partir de la materia orgánica del medio acuático, producto de la síntesis de los compuestos presentes en la atmósfera de la Tierra y por acción de diversas fuentes de energía.
¿Cómo se estudia actualmente el orígen de la vida?
Con el objetivo de reconstruir los eventos que dieron origen a la vida, se emplean diversos enfoques basados en estudios tanto de campo como de laboratorio.
Por una parte el ensayo químico en el laboratorio o la observación de procesos geoquímicos o astroquímicos que produzcan los constituyentes de la vida en las condiciones en las que se piensa que pudieron suceder en su entorno natural. En la tarea de determinar estas condiciones se toman datos geológicos a partir de análisis de rocas antiguas, meteoritos y asteroides.
Por otra parte, se intentan hallar las huellas presentes en los actuales seres vivos de aquellos procesos mediante estudios genéticos. Y, por último, se trata de verificar las huellas de la presencia de la vida en las rocas, como microfósiles, entre otros análisis.


El experimento de Miller y Urey
En el año 1952, los bioquímicos Stanley Miller y Harold Urey llevaron a cabo un experimento que mostraba que varios componentes orgánicos se podían formar de forma espontánea si se simulaban las condiciones de la la atmósfera temprana de la Tierra.
Diseñaron un tubo que contenía la mayoría de los gases, similares a los existentes en la atmósfera temprana de la Tierra, y una piscina de agua que imitaba al océano temprano. Los electrodos descargaron un corriente eléctrica dentro de la cámara llena de gas, simulando a un rayo. Dejaron que el experimento se sucediera durante una semana entera, y luego analizaron los contenidos en la piscina líquida. Se dieron cuenta de que varios aminoácidos (los componentes de las proteínas) se habían formado de manera espontánea a partir de estos materiales inorgánicos simples.

Este experimento, junto a una considerable evidencia geológica, biológica y química, ayuda a sustentar la teoría de que la primera forma de vida se formó de manera espontánea mediante reacciones químicas. Sin embargo, todavía hay muchos científicos que no están convencidos.